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La condición posmoderna en la arquitectura de Arata Isozaki

  • Espaciar Studio
  • 14 ago 2019
  • 8 Min. de lectura

11 de Septiembre del 2001, una fecha que quedará permanentemente grabada en nuestra memoria por el atentado terrorista que tuvo como protagonistas a las torres más icónicas del lower Manhattan. Este acontecimiento marcó un antes y un después en el imaginario de varias generaciones. Desde ese momento, viajar en aviones se volvió diferente, el mundo árabe volvió a ser fuertemente discriminado en el mundo occidental, la incertidumbre de una guerra a gran escala, mercados desplomándose. Fue un movimiento estruendoso a las bases del imaginario colectivo, la cultura se moldeó fuertemente cambiando nuestra manera de ver el mundo. La destrucción fue vehículo de cambio, un hecho tan contundente como la imagen de unas torres desplomándose dió paso a una evolución cultural, en sociedades que están en constante cambio, donde estos momentos definen un antes y un después. Enfocándonos en la arquitectura, curiosamente no es la primera vez que el nombre del arquitecto Minoru Yamasaki, arquitecto de las Torres Gemelas del World Trade Center, se asocia al derrocamiento de unos edificios. En 1972 el conjunto Pruitt-Igoe en St.Louis, diseñado también por Yamasaki, fue demolido por graves problemas sociales y de abandono. Este conjunto habitacional, construido entre 1951 y 1955, se lo elaboró bajo los preceptos arquitectónicos-urbanísticos de la Carta de Atenas. Siendo parte del movimiento moderno, este manifiesto generó un profundo cambio en la planificación de las ciudades, principalmente en el período de posguerra con el surgimiento de la sociedad de consumo estadounidense. ¿Por qué fracasó Pruitt-Igoe? Su declive se dió por ser un proyecto muy específico que no contaba con una forma alternativa de habitarlo, y al recibir un éxodo de personas pobres tras una catástrofe natural, el conjunto no pudo hacer mucho por dignificar la vida de sus habitantes en los espacios diseñados, volviéndolo un lugar para hacinamiento y delincuencia.


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Imágen 1. Derrumbamiento de Pruitt-Igoe, un proyecto urbano que demostró la problemática tipológica dentro de las ciudades de mega conjuntos con un uso específico y de grandes dimensiones. Su derrumbamiento, como lo describe Charles Jencks, fue el fin de la arquitectura moderna y dió paso a la arquitectura posmoderna en las sociedades de consumo. Alejado de una arquitectura racional de barras de vivienda dispuestas de manera aislada y ordenada sobre un terreno verde (como Pruitt-Igoe) o de las torres corporativas de vidrio y metal popularizadas por el Estilo Internacional (como las Torres Gemelas), la arquitectura posmoderna retoma el cuestionamiento inicial que ya se le venía dando al modernismo (en proyectos de grupos como el Team X) y los radicaliza aún más; tomando fuerza en la década de los 60 con cambios metodológicos en la sociología manifestados con varias revoluciones sociales alrededor del mundo.

Estos cambios significaron humanizar más el pensamiento y los enfoques de los estudios de varias disciplinas, abandonando la idea que se puede tener una ortodoxia en el pensamiento sobre las sociedades basada en el “hombre” como objeto central de los estudios. El nuevo pensamiento se enfoca en sociedades que están en constante cambio, porque la cultura es algo ordinario; esto significa que varían entre su ubicación, entre personas, son complejas y llenas de singularidades que tienen sus propias formas y finalidades. De esta manera, el pensamiento estructuralista, que parte de un estudio del lenguaje, toma fuerza en los análisis sociológicos de la época al pensar que son las diferentes y complejas estructuras las que van transmitiendo el sentido y se van alterando constantemente. Es una análisis que da crédito a la complejidad de la naturaleza de lo social y es por eso que dentro del mundo arquitectónico se pierde el miedo a la pluralidad, y se cuestionan conceptos de tipología, de la estructura de las ciudades y se toma al lenguaje como instrumento de comunicación simbológico. Por ello libros como “La producción del espacio” de Lefevbre o “Muerte y vida de las grandes ciudades” de Jacobs se vuelven referentes importantes.

Dentro de este amplio contexto del pensamiento lingüístico y sociológico, la situación posmoderna en la arquitectura da cabida a experimentaciones validadas por un cambio en el pensamiento mundial, que da la espalda a una ortodoxia planteado por el movimiento moderno y da espacio a una heterodoxia en el pensamiento arquitectónico. Como lo describe el filósofo Karsten Harris, más allá de la vertiente estética que es la más conocida, la posmodernidad es una crítica humanista a la modernidad. Aquí se da cabida a diversos enfoques en el planteamiento arquitectónico: el neofuncionalismo, expresionismo tecnológico, el antropológico, el neoracionalismo, la arquitectura como sistema comunicactivo, el organicismo, neopragmatismo, etc… que lejos de querer confundir y crear caos, son espacios más democráticos donde el pensamiento arquitectónico se va moldeando en base a estructuras sociales y culturales variadas. Dentro de esta heterogeneidad de planteamientos, resalta la figura del ganador del Premio Pritzker 2019, Arata Isozaki.

Heredero del movimiento moderno de la mano de su mentor Kenzo Tange, Isozaki fue parte del movimiento Metabolista Japonés, encabezado por Tange, donde los preceptos modernos se cruzaban con la cultura tradicional japonesa y con esto se plantean obras en un país en reconstrucción. Dentro de este grupo fue importante por parte de Isozaki su estudio (obsesivo en esta época) de los soportes cilíndricos como un arquetipo de columnas basado en la antigua grecia y columna sagrada japonesa o “shinto”. Estas fueron parte de sus planteamientos controversiales de la época como la Ciudad aérea (1960) y Joint Care (1962); también fue empleado por otros miembros del metabolismo como el mismo Tange en el Centro de Prensa y Difusión Shizuoka (1967), pero fue Isozaki mismo quien evolucionó el planteamiento de este arquetipo y lo comenzó a plantear como un elemento que se suma a otras volumetrías en vertical y horizontal generando espacios variados en la construcción de sus proyectos; así diseña proyectos como la Biblioteca Kitakyushu (1975), las oficinas centrales del Banco Mutualidad de Fukuoka (1971) o el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles (1986).


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Imágen 2. Proyecto Ciudad aérea de Arata Isozaki, su inspiración en el arquetipo de columnas tiene jerarquía en esta composición.


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Imágen 3. Biblioteca Kitakyushu de Arata Isozaki, su inspiración en el arquetipo de columnas pasa a ocupar una nueva dimensión en horizontal, siendo la pauta distributiva del conjunto.


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Imágen 4. Centro de Prensa y Difusión Shizuoka de Kenzo Tange, el arquetipo de la columna empezó a ser ampliamente utilizado por los miembros del metabolismo japonés. Principalmente como un eje organizador y de circulación en vertical.

Al momento de independizarse de Tange, Isozaki comienza a desligarse del movimiento moderno, teniendo una actitud contrapuesta a sus preceptos, por eso se interesa por el manierismo como actitud contrapuesta al renacimiento y en el neoclasicismo como actitud anti barroca. Este espíritu de constante crítica y búsqueda de nuevas pautas arquitectónicas van en paralelo con el pensamiento estructuralista, generando nuevas pautas donde se pueda visualizar la complejidad de los lugares y las sociedades donde se implantan sus obras.

Arata Isozaki genera proyectos en base a fragmentos, no cree en espacios universales que contienen varios programas, sino en partes individuales con sus características propias que forman un conjunto; estas características en su pensamiento forman lo que él mismo describe como un eclecticismo consciente y moderado, un juego de constantes contradicciones que forman una oposición dialéctica de tensiones, propia en su arquitectura.


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Imágen 5. Proyecto Museo de Arte Contemporáneo en Los Ángeles, de Arata Isozaki. Diferentes elementos separados y diferenciados en su forma son los que componen el conjunto. La lectura del mismo se da a través de la relación espacial entre ellos.

Otro punto relevante en su pensamiento teórico es la importancia que da al vacío, como un espacio de escencia misma de la existencia, basado en la cultura japonesa. Este concepto denominado MA, habla del tiempo y el espacio, de espacios intermedios, del intervalo y las pausas. El planteamiento espacios dispuestos para modificarse no es ajena a la arquitectura, estos espacios han sido empleados por varios arquitectos para poder desarrollar programas más flexibles dentro de su planteamiento, un interior preparado para ser modificado por quienes lo habitan permite que se haga propio lo privado que tiene la vida, flexibilidad que permita una caracterización única e irrepetible.

Pero el pensamiento de Isozaki ahonda en un plano intangible, como él mismo describe: “Se trata de un espacio en el cual se logra, o por lo menos se intenta que se interrelacionan todas las sensibilidades de las personas que habitan en ellos o que hacen uso de ellos” “Lo importante no es lo material, sino lo que hay entre esos elementos. Es decir, lo que no ha sido manifestado.”

En el comunicado oficial del Pritzker donde se anuncia su galardón, se resalta que Isozaki es pionero en entender la necesidad global y local de la arquitectura, que estas dos fuerzas son parte de un mismo desafío. Que es un arquitecto en constante cambio, que no se satisface con el status-quo y su búsqueda de arquitectura con sentido es reflejado en sus edificios que hasta el día de hoy desafían a categorizaciones, que evolucionan constantemente y se mantienen frescos en su aproximación al lugar. Este galardón a Isozaki nos habla de una característica de los nombramientos de los ganadores del premio Pritzker que es volver a transmitir el mensaje de arquitecturas heterogéneas en la selección de sus galardonados. El lenguaje “posmoderno” no tenía a uno de sus pioneros teóricos como galardonado desde 1991 con Robert Venturi, lo que se continuó premiado a continuación de eso son arquitecturas más enfocadas a lenguajes posmodernos posteriores como el organicismo o el neo pragmatismo que provenía de los starchitects del momento; pero premiar a un pionero como Arata Isozaki otorga importancia al pensamiento, a la crítica, a la constante vanguardia y no a la forma.

La arquitectura si bien es cierto no es una ciencia exacta, por ello la gran mayoría de profesionales se dedican a copiar formalismos (racionales, posmodernos, eclécticos, de todo tipo) antes de plantear soluciones acorde a problemáticas más profundas. Si hay algo que rescatar profundamente del nombramiento de Isozaki es que se premia al posmodernismo no por sus volumetrías, sino por ese pensamiento crítico que cuestionó profundamente al modernismo y le permitió evolucionar. Es algo que en estos tiempos falta en las propuestas arquitectónicas, una vuelta la mirada a teorías sociológicas, comunicacionales y naturales, generando espacios para poder pensar en soluciones alternativas.

Destacando figuras como Isozaki, se incita a encaminar a la arquitectura a un nuevo camino lejos de la prepotencia de los profesionales que creen existe una sola verdad y de los irresponsables que ven a la arquitectura solo dentro del campo del negocio inmobiliario y la especulación para hacer dinero. Así podemos plantear volver a la arquitectura un ejercicio constante de reinterpretación, de autocrítica y de investigación de las circunstancias particulares de los proyectos, como es la búsqueda de Arata Isozaki. De esta manera la arquitectura no estará condicionada a nada más que servir a quienes lo habitan con coherencia, pertinencia y consistencia, adjetivos que deben ser responsabilidad y obligación de quienes diseñan los espacios.


Bibliografía:

Alcolea, R., Héctor, G.-D., Ochotorena, J., & Jorge, T. (2015). Premios Pritzker Discursos de Aceptación, 1979-2015. Barcelona: Fundación Arquía.Cirlot, L. (1986). EL concepto arquitectónico de Arata Isozaki. D' Art: Revista del Departament d'Historia de l'Arte N12, 263-278.Frampton, K. (1993). Historia crítica de la arquitectura moderna. Barcelona: Gustavo Gili.Jurado del Premio Pritzker 2019. (Marzo de 2019). Laureates/arata-isozaki. Obtenido de The Pritzker Architecture Prize: https://www.pritzkerprize.com/laureates/arata-isozakiMontaner, J. M. (1993). Después del movimiento moderno, arquitectura de la segunda mitad del siglo XX. Barcelona: Gustavo Gili.Montaner, J. M. (2015). La condición contemporánea de la arquitectura. Barcelona: Gustavo Gili.Montaner, J. M., & Zaida, M. (2011). Arquitectura y Política. Barcelona: Gustavo Gili.Pardo, J. L. (2001). Estructuralismo y ciencias humanas. Madrid: Ediciones Akal.Román, A. (Marzo de 2018). Modos de ver la arquitectura en los discursos de aceptación del premio Pritzker. Madrid, España: TFM-Máster en Comunicación Arquitectónica.Temas de Arquitectura. (2015). Temas de Arquitectura N18 Vivienda Colectiva 2, Amann-Canovas-Maruri-Urban living. Valencia: General de Ediciones de Arquitectura.

 
 
 

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